Un intenso sol calentaba más los ánimos de la comunidad de Tocagón, ubicada en la parroquia San Rafael de la Laguna. Mientras los ‘porteros’ cobraban la entrada de los vehículos, metros más adelante un grupo de personas lloraba la misteriosa muerte de uno de sus comuneros, Marco Vinicio O., de 38 años, quien habría sido victimado por su madre. El silencio rondó entre su familia, pero todo el sector daba cuenta que el hombre perdió la vida, en manos de quien le trajo al mundo.
Una triste despedida
Cuando llegamos a la puerta del sitio donde estaba siendo velado el hombre, nos dimos cuenta, por el tamaño del féretro, que se trataba de una persona de baja estatura. El ataúd estaba cerrado, sus familiares lloraban inconsolablemente por la difícil situación; mientras a Marco lo estaban despidiendo, su madre estaba en casa, talvez sin analizar que asesinó a su vástago.
Nadie de sus familiares dio su versión, cuatro hombres sacaron el cuerpo y lo llevaron al cementerio. De inmediato buscamos respuestas y solo dos hombres se atrevieron a conversar con nosotros. Ellos contaron paso a paso lo que sucedió, no saben aún qué fue lo que sintió la madre para matar a golpes al hombre, pero creen que un espíritu se apoderó de ella, quién querría dar un ejemplar castigo a su hijo y ‘sacarle el demonio’ del cuerpo. Las consecuencias fueron fatales y hasta podría ser procesada, ya que este tipo de casos no los sanciona la justicia indígena.
Relataron el hecho
Un familiar político nos contó lo sucedido. Comentó que la mujer hizo dos días de ayuno y que, para sacar un espíritu maligno del cuerpo de su hijo, con hacha, machete y correa, lo agredió con un sinfín de golpes. El hombre fue bañado antes de que pierda la vida, y ahí observaron las huellas de la golpiza que recibió de su progenitora.
Mientras su hijo era llevado al cementerio, en medio de las lágrimas y dolor de decenas de personas, nadie informaba el paradero de la madre, pero conocimos que estaba en su casa, supuestamente desorientada. “Ella está en la casa, vino la Policía, pero no pudo hacer nada, ella estaba perdida los sentidos. La decisión y resolución la tomará el cabildo, el lunes se reúnen en la casa comunal”, finalizó el familiar.
Procedimiento ejecutado
Un dirigente del sector nos comentó que todo el caso estaba en manos de la comunidad y que el hombre murió la tarde del lunes. “Esto es muy delicado para nosotros. Llamamos a la fundación Warmi Imbabura y nos comunicamos con la viceprefecta para que se coordine, hasta ahí llegamos. Para que no nos culpen a los dirigentes y no tener problemas con Fiscalía, entregamos el caso, pero entre la familia tuvieron un diálogo y se pusieron de acuerdo. Ya son delitos que tiene que intervenir la Policía y ellos deben solucionar. El difunto tenía cuatro hijos, tres de ellos menores de edad, era jornalero”, finalizó el hombre.
No permitieron el trámite – Tocagón
Paolina Vercoutere, viceprefecta de Imbabura, declaró que recibió una llamada de un dirigente del Consejo de Gobierno del cabildo de Gualsaquí y de la subdirectora de género del proyecto Warmi Imbabura, pidiendo asesoría sobre una presunta muerte de un comunero en Tocagón, por lo que enseguida empezó a buscar información y se comunicó con la presidenta de la comunidad, la abogada Diana Tocagón.
“Se presume que falleció por un supuesto castigo que se habría dado en el seno de la familia, sabemos que este es un delito contra la vida y tiene que intervenir el Estado y la Policía, no aplica la justicia indígena por el tema de las sentencias constitucionales que existen. Nosotros dijimos que podemos realizar el acercamiento con Dinased, prestar nuestro apoyo psicológico para la familia, las víctimas de este grave suceso y la asesoría y respaldo a la presidenta”, dijo la autoridad.
Vercoutere comentó que se habla de un tema de un proceso de ayuno previo y ella mismo revisó en redes sociales. “Ella (la madre) daba mensajes religiosos y me preocupa que esto esté pasando en nuestras comunidades. Es importante que haya una presencia desde lo que era el Ministerio de Cultos, que se encargue lo que está pasando en los territorios, en la administración de los cultos y en la zona rural, porque no hay mayor vigilancia. Si hay una muerte es algo grave, esto ya es fanatismo. La madre decía en redes sociales y hablaba como en nombre de Cristo, la presidenta del cabildo dice que sería parte de una iglesia evangélica, no se sabe dónde, y le van a enterrar al fallecido. Pero dónde está el Estado, hay una muerte y se está mal confundiendo la justicia indígena; es importante una asesoría jurídica y una intervención”, concluyó.