La violencia en nuestro amado, pero al mismo tiempo adolorido país, no se frena. La inseguridad ya no es una sensación, es una realidad y junto con el miedo en la población, vamos entrando en una espiral que no encuentra salida posible en el corto plazo. Las muertes violentas son a diario, las llamadas “vacunas” se han instalado en varias ciudades como un modo de vida de las mafias y la actuación de ciertos jueces y fiscales, deja a la población es un estado de preocupación e indefensión que conlleva a la impunidad. Se habla de unidad y de trabajo para enfrentar estos males, pero en la práctica hace falta más acciones desde el Estado para erradicar el delito. Las autoridades tienen mucho que hacer.