La problemática energética al no haber sido abordada con responsabilidad desde el inicio de la gestión gubernamental, es lo que genera la crisis actual. Cualquier obra pública que no tiene el suficiente soporte técnico y la inversión económica necesaria para realizar un mantenimiento permanente y oportuno, ésta colapsa. Más se complica cuando carecen de acciones concretas para prever sobre un lógico y necesario crecimiento de la demanda en el consumo. El déficit de generación llega al 35 %. Si antes de los cortes de luz, el Banco Central señaló que, al finalizar el año la proyección de crecimiento de la economía no sería mayor al 0,9 %; la pregunta es ¿qué resultados vamos a tener con los apagones que se prolongarán al menos dos meses más? La incertidumbre se agudiza porque los cortes se anuncian con escasas horas de anticipación y porque existen ofrecimientos de solución que no se cumplen. La carencia de este servicio básico es una crónica de un final anunciado. Los neoliberales sabotean lo público para forzar su privatización. Tenemos cortes de energía eléctrica de hasta 10 horas diarias que profundizan la crisis económica. Expertos afirman que soportamos un apagón industrial que empuja al país hacia una segura recesión de incalculables consecuencias que recaerá sobre la producción y las plazas de trabajo. El régimen inició su gestión con una Población Económicamente Activa (PEA) de 8´613.358 personas; pero para julio de 2024 fue de 8´423.105 personas, lo que significa una disminución de 190.253 personas. El caso del desempleo empeora para los ecuatorianos porque creció del 3,4 % al 3,7 %. En campaña, el candidato aseguró conocer del tema energético, pero su gestión desborda en negligencia, improvisación y contradicciones.