El parque Isidro Ayora de Tulcán fue sede del festival “Yo vivo sin trata”, en el que se cumplieron varios actos de carácter deportivo, lúdico, musical, cultural y social. A este encuentro asistieron el viceministro del Interior, Freddy Ramos; el gobernador Yaco Martínez; la directora nacional de Prevención de Trata y Tráfico de Migrantes, Katherine Herrera, el comandante zonal de Policía y otras autoridades.
Junto a 300 niños, jóvenes y deportistas participaron del ciclopaseo de 9 kilómetros por las principales calles de la ciudad. El objetivo principal de esta iniciativa, de acuerdo a un comunicado de la gobernación, es sensibilizar a la población para perder el miedo a denunciar cualquier práctica irregular relacionada a la movilidad humana, ante las autoridades competentes.
En el Ecuador, del 100 por ciento de las víctimas de trata de personas, el 85% son mujeres, siendo el 15% para hombres, según cifras compartidas por la gobernación de la provincia.
Además, la población más vulnerable se da entre los 12 a 22 años de edad. Asimismo, entre los delitos más evidentes son la explotación sexual, la pornografía infantil y el trabajo forzoso.
De acuerdo a estadísticas oficiales, 300 personas han sido rescatadas y 245 denuncias han sido ingresadas a las instituciones. Por otra parte, el 2% de todas las víctimas del global corresponde a la provincia del Carchi y del 2018 a la actualidad bordea el 10%, de acuerdo a Katherine Herrera.
Adicionalmente al festival, se desarrolló una “Brigada del Encuentro” con la presencia de las instituciones de seguridad y social del Ejecutivo Desconcentrado, con la finalidad de socializar con la población sobre los riesgos que acechan a la sociedad de frontera.
En Ecuador, la trata de personas es un delito castigado con hasta 26 años de prisión en caso de muerte de la víctima, según la Organización de los Estados Americanos (OEA).
También señala que de acuerdo con la normativa del país, los fines de explotación de la trata de personas pueden ser: La extracción o comercialización ilegal de órganos, tejidos, fluidos o material genético de personas vivas, incluido el turismo para la donación o trasplante de órganos.
También la explotación sexual de personas incluida la prostitución forzada, el turismo sexual y la pornografía infantil.
La explotación laboral, incluida el trabajo forzoso, la servidumbre por deudas y trabajo infantil.
Los fines de explotación también pueden ser la promesa de matrimonio o unión de hecho servil, incluida la unión de hecho precoz, arreglada, como indemnización o transacción, temporal o para fines de procreación, al igual que la adopción ilegal de niñas, niños y adolescentes.