Ecuador atraviesa en 2025 el periodo más violento de los últimos años, marcado por disputas entre organizaciones delictivas que han trasladado sus enfrentamientos a calles, cárceles y zonas portuarias. El conflicto gira, principalmente, en torno al control de rutas para la salida de cocaína, aprovechando la posición estratégica del país en el Pacífico.
En Ecuador
Las pugnas entre Los Choneros y Los Lobos han provocado un repunte sostenido de homicidios, atentados y motines carcelarios. Las prisiones, lejos de ser espacios de contención, se han convertido en centros de coordinación criminal y escenarios de violencia reiterada. En Machala, un ataque con explosivos frente a un centro penitenciario, presuntamente planificada por los Sao Box (disidencia de los Lobos) y el asesinato de internos evidenciaron la fragilidad del control estatal.
Haití
En tanto, otros países de la región enfrentan dinámicas similares. En Haití, coaliciones de pandillas han consolidado su dominio en amplios sectores de Puerto Príncipe, pese al despliegue de fuerzas internacionales. Los enfrentamientos recientes dejaron decenas de muertos y reforzaron la percepción de un Estado rebasado. Con el repunte de la violencia, llegó otro avión con 230 agentes kenianos, lo que acerca a la “Fuerza de Supresión de Pandillas”, respaldada desde el exterior, a casi mil efectivos. Aun así, parece poco probable que fuerzas externas puedan estabilizar una ciudad apoderada por grupos armados, según un informe de Insight Crime.
México y Brasil
En tanto México continúa inmerso en disputas tras la fragmentación de grandes cárteles. En Michoacán, ataques con explosivos contra fuerzas comunitarias reflejan la confrontación abierta entre organizaciones criminales y el gobierno. Brasil y Paraguay, por su parte, observan la expansión del Primer Comando hacia nuevas rutas de armas y drogas. El denominador común es la dificultad estatal para disputar espacios dominados por el crimen organizado.
