El Centro Experimental San Francisco de la Universidad Politécnica Estatal del Carchi alcanzó una certificación relevante para la sanidad animal provincial. La Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario, Agrocalidad, otorgó el estatus de Predio Libre de Brucelosis y Tuberculosis Bovina luego de un proceso técnico sostenido durante un año.
El aval confirma que el manejo del hato bovino cumple parámetros nacionales de control, vigilancia y diagnóstico, con efectos directos en la seguridad de productos de origen animal destinados a consumo y a prácticas académicas.
La certificación se construyó desde un proyecto de investigación desarrollado para titulación en la carrera de Agropecuaria. Durante doce meses se aplicaron pruebas diagnósticas periódicas, controles sanitarios y registros epidemiológicos conforme normativa vigente. El trabajo permitió descartar la presencia de brucelosis y tuberculosis bovina, enfermedades de impacto productivo y de interés en salud pública, cuya prevención demanda constancia y seguimiento institucional.
Impacto académico
Desde Agrocalidad, la coordinación provincial de Sanidad Animal resaltó el alcance del proceso ejecutado en la universidad.
Juan Carlos Vargas señaló que el resultado evidencia la capacidad académica para generar acciones con utilidad territorial. Además, remarcó que este tipo de experiencias fortalece la relación entre control estatal y espacios formativos, promoviendo responsabilidad compartida en bienestar animal y prevención de riesgos zoonóticos.
El proceso estuvo a cargo del docente Marcelo Ibarra, responsable técnico del Laboratorio de Diagnóstico Veterinario de la UPEC. El académico explicó que se aplicaron protocolos de muestreo, análisis y control de forma sostenida.
Sin embargo, subrayó que el mayor valor del logro radica en la continuidad del estatus, que exige disciplina operativa y evaluación permanente del hato.
El Centro Experimental San Francisco se consolida como espacio de referencia para prácticas pecuarias bajo condiciones sanitarias controladas.
Esto permite a estudiantes desarrollar actividades académicas con animales certificados, reduciendo riesgos y elevando estándares formativos.
En tanto, la universidad fortalece su relación con productores y entidades públicas, aportando información técnica aplicable al entorno agropecuario provincial. La certificación también tiene efectos en la seguridad alimentaria y en la confianza sobre productos derivados del hato.
