“El dolor que produce el suicidio de un ser querido puede durar toda la vida”. Así explica Patricia Ortega, terapeuta holística, que ofrece acompañamiento a las personas que atraviesan un duelo. A los dolientes se les conoce como sobrevivientes, señala.
El drama de una huérfana
Una de esos sobrevivientes es una adolescente, de 15 años, que enfrenta esta realidad desde el domingo último. Ese día el padre de la menor, José Imbacuán, de 40 años, decidió quitarse la vida. Lo hizo ahorcándose con una cuerda sujeta a una viga en el patio de su casa, en la ciudadela 19 de Noviembre, en el sur de Tulcán.
“Uno de los conflictos que atraviesan los familiares y amigos del fallecido es que muchas veces no entienden por qué la víctima tomó esa decisión”, detalla Ortega.
La hija de Imbacuán enfrenta una doble crisis, pues su madre se habría suicidado años antes. Así dicen los vecinos del fallecido, que estaban alarmados al conocer la noticia.
La conviviente de Imbacuán informó a la Policía Nacional que habría recibido varios mensajes telefónicos preocupantes, mientras se encontraba en la calle. Es por ello que se movilizó al domicilio del ahora fallecido y los encontró colgado de una cuerda.
Mediante gritos solicitó la ayuda de los vecinos. Entre varios hombres lograron descolgarlo. Sin embargo, no pudieron reanimarlo. Luego socorristas de las instituciones de emergencia confirmaron que no presentaba signos vitales. Por los que los gendarmes de la Unidad de Criminalística realizaron el levantamiento del cadáver.
Un problema creciente
El suicidio de José Imbacuán es el primero que ocurre este año en Carchi. El 2024 murieron por auto eliminación 23 personas, asegura Alex Sandoval, comandante de la Policía de la Subzona Carchi. También señala que las cifras altas preocupan a las autoridades.
Según Ortega, el suicidio es un problema que pueden repetir las personas del entorno de una víctima de auto eliminación.