El concurso de caballos de silla reunió a criadores, montadores y aficionados en Tulcán durante el fin de semana, en un evento que buscó reconocer el trabajo de preparación de los ejemplares de paso.
La jornada se desarrolló en la pesebrera JyL, un espacio que abrió sus puertas para mostrar una disciplina ecuestre que gana interés en la frontera norte y que convocó a asistentes de distintos cantones de Carchi.
Exhibición equina
Un recinto que fue adaptado para entregar la comodidad, más adecuada, a los asistentes fue la sede de este certamen en el cual participaron seis ejemplares provenientes de dos pesebreras: Rancho Leopardo, de Ecuador, y Rancho Montecarlo, de Colombia.
Sus montadores ofrecieron una demostración basada en el equilibrio, el control y la ejecución precisa del paso parqueado, una modalidad que exige que el equino mantenga el ritmo sin desplazarse.
Cada ronda tuvo una duración de uno y dos minutos, lo que permitió observar la técnica y el vínculo de comunicación entre jinete y caballo. Además su pudo contemplar la elegancia de cada corcel y sus cuidados, dinamizar actividades rurales y a promover prácticas ecuestres
Competencia binacional
El juez del concurso, el colombiano Edison Zambrano, evaluó la armonía del movimiento, la postura y la respuesta del equino ante las señales del montador. Tras varias presentaciones, dos ejemplares clasificaron a la ronda final: “Máximo”, del Rancho Montecarlo, y “Coqueto”, del Rancho Leopardo. Ambos realizaron una última demostración que definió al ganador del encuentro.
En la etapa final, “Coqueto” obtuvo la mayor puntuación. El caballo representó a Ecuador bajo la dirección del montador Wilmer Chapal, colombiano radicado en Tulcán, quien destacó la preparación previa y el fortalecimiento de esta disciplina en la zona. En tanto, el segundo lugar fue para “Máximo”, guiado por Andrés González, jinete procedente de Ipiales, Nariño.

Contexto ecuestre
Los caballos de silla se seleccionan para actividades como equitación, trabajo de campo o exhibición. Se caracterizan por su equilibrio y por facilitar la interacción con los jinetes, lo que permite desarrollar competencias como el paso parqueado. En esta ocasión, el concurso permitió mostrar el interés creciente por esta práctica y el intercambio entre participantes de ambos países.
Además, los organizadores proyectan nuevas ediciones con una mayor convocatoria regional. La actividad también abrió un espacio para que productores, entrenadores y familias interesadas en la cultura equina compartieran experiencias. En conversaciones posteriores al concurso, varios asistentes expresaron que estos encuentros fortalecen la integración fronteriza.