Los cortes de energía eléctrica ya no son una novedad en la urbe y peor aún en el país. Estos pasaron de ser un aviso del Gobierno programado para un “18 de septiembre a las 22h00” a ser parte del “pan de cada día”, de todos los ecuatorianos.
Han pasado aproximadamente 34 días y los racionamientos eléctricos han “golpeado” la economía de los pequeños negocios, afectando tanto sus operaciones diarias como la fidelidad de sus clientes.
Panoramas
Este panorama de incertidumbre ha obligado a los propietarios a adaptarse a la situación, con inversiones no planificadas, como: generadores, focos recargables y hasta sus rutinas diarias.
A través de una serie de entrevistas, diferentes propietarios y trabajadores de negocios relatan cómo estos cortes han alterado su rutina.
Adaptación con inversión
Boris Fuertes, dueño de la cafetería ‘La Esencia’, ha tenido que invertir en un generador para evitar cerrar en las horas pico debido a los cortes eléctricos, que coincidían con el horario más concurrido de su negocio. “Me cortaban la luz de 21:00 por lo que me tocaba cerrar, y los “golpes” de las cafeterías son a partir de las 17:30”, comentó Fuertes.
Frente a esta realidad, decidió adquirir un generador: “Compramos una planta para no cerrar y para que los clientes sigan viniendo”. Sin embargo, la inversión fue costosa: “Más de USD. 1200 entre el generador y la instalación, porque si se pone un mal generador las máquinas se queman y es otro gasto más”, añadió Boris.
A pesar de contar con el generador, Boris sufrió pérdidas en insumos: “Se perdió una producción entera de tortas, una pérdida de USD. 350”. Esta situación lo ha llevado a pedir una mejor organización de los cortes: “Pueden mejorar los horarios y rotarlos no pueden dejar a todo un sector sin luz por seis horas”.
Almuerzos
Evelyn Farinango, estudiante y ayudante en el local de su madre “La Cocina de Ely”, ha visto una caída importante en el flujo de clientes debido a los cortes eléctricos. “La gente se ha reducido, las ventas si han bajado”, comentó.
Los cortes no siempre coinciden con los horarios anunciados, lo que complica aún más la situación: “A veces dicen que van a cortar a tal hora y cortan en otra”, mencionó.
Antes de los cortes, el negocio de la familia de Evelyn atendía a unos 30 clientes en los almuerzos, pero ahora apenas llegan entre 15 y 20 personas. Lo mismo ocurre con los desayunos, que han caído a menos de la mitad.