En las últimas dos semanas, Ecuador ha sufrido la devastación de cerca de 16.000 hectáreas debido a una serie de incendios forestales, principalmente en la sierra andina.
La sequía que afecta a esta región ha empeorado la situación, deteriorando la calidad del aire en ciudades como Quito y Cuenca. La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) informó que actualmente hay doce incendios activos y siete bajo control.
El miércoles, Quito fue cubierta por un espeso humo que dificultó la visibilidad y la respiración. En la capital, se reportan cinco incendios activos y dos controlados.
Uno de los focos más preocupantes, en Pifo y Nayón, ha sido controlado, aunque los bomberos siguen vigilando para evitar la reactivación. Otro incendio en la zona de Chilibulo fue controlado el jueves, según el alcalde Pabel Muñoz.
En Cuenca, cuatro incendios permanecen activos, y un bombero resultó herido en un accidente vehicular mientras combatía las llamas. La situación más crítica se vivió en la provincia de Loja, donde 6.300 hectáreas han sido destruidas, requiriendo la asistencia de Perú y Colombia para controlar el fuego. Se descargaron más de 300.000 litros de agua en la zona.
Desde el inicio de 2024, Ecuador ha registrado 2.355 incendios forestales que han arrasado más de 27.400 hectáreas, con agosto como el mes más crítico debido a la ausencia de lluvias.
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) ha alertado sobre la persistencia de altas temperaturas y vientos que aumentan el riesgo de nuevos incendios.
Las autoridades continúan monitoreando las zonas afectadas, mientras los esfuerzos se centran en evitar la expansión de los incendios y proteger a las comunidades cercanas.