El alma libre de Cuenca, la Atenas del Ecuador

Hoy celebramos el espíritu indomable de nuestra Atenas del Ecuador, aquella tierra bendecida por cuatro ríos que un día decidió escribir su propio destino con valentía y determinación. La independencia de Cuenca no fue solo un grito de libertad política; fue el despertar de un pueblo que supo honrar su pasado para construir un futuro luminoso. Entre sus calles empedradas y sus balcones floridos, se forjó la identidad de una ciudad que hoy resplandece como Patrimonio de la Humanidad. Cuenca nos enseña que la verdadera independencia se sostiene con cultura, arte y tradición. Desde sus artesanos que moldean el barro y tejen sombreros de paja, hasta sus pensadores que iluminan caminos, esta ciudad mantiene vivo el legado de quienes creyeron en la libertad. Que cada cúpula de la Catedral Nueva les recuerde la herencia de sueños valientes, en una Santa Ana de los cuatro ríos, digna de su historia gloriosa.