Llamadas para pedir comida, reportar que una uña se cortó mal o solicitar un taxi en estado etílico son parte del mal uso que la ciudadanía continúa dando a la línea única de emergencias ECU 911. Así se evidenció durante la rendición de cuentas del Centro Zonal 1 del Servicio Integrado de Seguridad, realizada el 26 de junio en Ibarra.
Sanciones
Cecilia Ludeña, coordinadora zonal 1 del ECU 911, que abarca las provincias de Imbabura, Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos, señaló que el uso indebido de la línea no solo afecta la operatividad, sino que también puede poner en riesgo vidas humanas. “Hemos recibido llamadas por cortarse mal una uña, o gente en estado de ebriedad solicitando taxis. No son emergencias reales. Esto desvía recursos que podrían ser destinados a eventos críticos”, recalcó.
Esteban Aguirre, especialista de operaciones del ECU Ibarra, explicó que dentro del mal uso se catalogan tres parámetros: bromas, insultos y acoso. Además, precisó que una llamada falsa, donde se reporta un incidente inexistente, puede acarrear sanciones penales. “Ya hemos judicializado casos a nivel nacional. Hace años atrás, uno de ellos fue el de un menor de edad en Ibarra que reportó una amenaza de bomba. Movilizamos personal del GIR desde Quito. Todo fue falso. El juez dictó sentencia para el representante del menor con horas de trabajo comunitario”, relató Aguirre.
Comunidad
En la actualidad, el 60 % de las llamadas que ingresan al ECU Ibarra son catalogadas como mal uso. A pesar de que este porcentaje sigue siendo alto, la cifra ha disminuido si se la compara con los inicios del centro, hace 10 años, cuando el 80 % de las llamadas eran inadecuadas. Esto, según Aguirre, se debe a los esfuerzos de vinculación comunitaria. “Hemos abierto las puertas de nuestras salas operativas a colegios, escuelas e instituciones para que comprendan cómo funciona el sistema y el impacto que genera una llamada falsa”. Durante el 2024, a nivel nacional se registraron 855.399 llamadas, de las cuales el 47 % fueron catalogadas como mal uso, frente al 53 % que sí correspondieron a verdaderas alertas.