Después de 31 días de paro, Ibarra necesita reactivar su economía. El turismo cultural puede ser la solución, aprendiendo de lo que funciona en otras ciudades. Quito y Bogotá descubrieron que los recorridos con gente local conectan mejor con los visitantes. Cuenca hizo de sus mercados una experiencia donde se come, se aprende y se compra. Las tres ciudades organizan festivales que llenan hoteles y mueven dinero. Hoy todo pasa por el celular: fotos, mapas, recomendaciones en redes sociales. Los hoteles pequeños contratan más gente del barrio que las cadenas grandes. Hay que capacitar a todos: taxistas, meseros, vendedores. Todos representan a la ciudad. Ibarra debe trabajar con pueblos vecinos, medir qué funciona y qué no. El turismo bien hecho genera empleos reales. La ciudad que resistió puede ahora construir. Es hora de empezar. Saludamos las iniciativas de tomarse el centro, démosle una razón para quedarse. Y sì las hay.06