domingo, 9 noviembre 2025
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La Prefectura del Carchi, junto a la Fundación Altrópico, impulsa un proyecto innovador en la parroquia Jacinto Jijón y Caamaño, la más extensa del cantón Mira. En el sector de Chinambí se implementó una Escuela de Campo que busca proteger la naturaleza y mejorar la calidad de vida de más de 20 familias.

La iniciativa combina capacitación, dotación de herramientas y prácticas sostenibles con la riqueza cultural que caracteriza a esta parroquia, que además guarda tradiciones ancestrales transmitidas de generación en generación. Los dirigentes locales aseguran que este tipo de proyectos fortalecen el compromiso comunitario y devuelven esperanza a las familias campesinas.

Trabajo comunitario

El proyecto no se limita a reforestar. Propone sistemas agroforestales silvopastoriles con especies nativas que integran agricultura, ganadería y conservación ambiental.

Además, se realizaron análisis de suelos en las fincas, lo que permitirá que los productores restauren sus tierras y promuevan cultivos agroecológicos. Para muchos campesinos, se trata de un apoyo valioso que fortalece sus conocimientos y les abre nuevas posibilidades de producción limpia. En tanto, los capacitadores acompañan de cerca cada proceso para asegurar que el aprendizaje se traduzca en resultados concretos en el campo.

Restauración ambiental

Otro eje central es la recuperación de áreas degradadas dentro de las Áreas de Conservación de Usos Sustentables (ACUS) y corredores biológicos. Con este trabajo se busca crear hábitats ideales para aves y especies propias de la región, reforzando la biodiversidad de la zona.

Los técnicos señalan que la combinación entre prácticas agroforestales y conservación de fauna es un modelo que puede replicarse en otras parroquias. Sin embargo, también recuerdan que se requiere compromiso a largo plazo, pues los beneficios de la restauración se ven con los años y no de inmediato.

Potencial turístico

El entorno natural de la microcuenca del río Chinambí suma un valor adicional. Sus paisajes, cascadas y manifestaciones culturales forman parte de un potencial turístico poco explotado. Para la población, la protección de estos recursos también puede abrir las puertas al turismo rural, actividad que podría generar ingresos complementarios sin alterar el patrimonio. Así, la Escuela de Campo no solo siembra árboles, sino también esperanza.

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