El presidente Daniel Noboa señaló en sus redes sociales que “por primera vez en casi una década no hay imposición, hay consenso y unión entre el gobierno, empleadores y empleados”. Se trata de un dato cierto, pero no emergente, ni mucho menos relevante. Mientras no existan reformas en la legislación laboral, precarización del trabajo, y más del 35% de personas ni siquiera tengan acceso a una fuente de trabajo formal, lo dicho por el mandatario será un eco que se pierda en el aire. Ecuador enfrenta un mercado laboral estancado y preocupante. El 58% trabaja en la informalidad, sin protección ni beneficios sociales. Es urgente crear empleos dignos y garantizar el salario básico universal para reducir desigualdad, combatir la pobreza y construir una sociedad más justa donde todas las personas accedan a oportunidades equitativas de desarrollo. Este acuerdo es apenas uno de los tantos pasos que el Gobierno debe comenzar a dar. Se le acaba el tiempo.