lunes, 12 mayo 2025
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Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, el 99% de los incendios en Ecuador, ocurridos hasta septiembre de 2024, fueron causados por la actividad humana.

Se estima que, de este porcentaje, tres de cada diez incendios fueron provocados de manera intencional. Sin embargo, si los eventos que ocurren actualmente en el país, los incendios forestales, fuesen por pirómanos, ¿Cómo piensan? ¿Lo hacen por gusto? En definitiva: ¿Cómo les la mete de un pirómano?

Las causas de los incendios forestales son de lo más variopintas: venganzas personales, desequilibrio mental, conductas negligentes, imprudencias, prácticas agrícolas y ganaderas, obtención de rendimientos económicos. Sin embargo, no deja de resultar sorprendente que una persona prenda fuego a un monte deliberadamente y que de paso, encuentre placer en ello, como lo encuentran los pirómanos.

Estas personas sufren un trastorno de control de los impulsos que les lleva a provocar incendios, sin motivo aparente, por una atracción desmedida hacia el fuego; es una enfermedad mental que, en sentido estricto, se calcula que solo la padece entre el 3% y el 5% de quienes inician un fuego deliberadamente. Los pirómanos sienten una activación emocional al prender fuego y sienten fascinación por las llamas y por todo lo que las rodea; también por todos los equipos y medios de extinción diseñados para combatirlas.

El término proviene del griego ‘piro’ (fuego) y ‘manía’ (locura). Los pirómanos aman el fuego y cuando lo provocan solo buscan el placer que les proporciona contemplar las llamas. De hecho, desde la Sociedad Española de Psiquiatría (SEPSIQ) apuntan a que un pirómano no tendría como objetivo hacerle daño a nadie en concreto, y todos los perjuicios derivados de las llaman serían para ellos un daño colateral.

 

 

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