Las cicatrices cuentan historias. Algunas hablan de batallas ganadas, otras de momentos que dejaron marcas en el cuerpo y el “alma”. Pero, ¿y si esas cicatrices podrían transformarse en algo simbólico y que guarde significado? Alexis Zurita, artista ibarreño del tatuaje y fundador de Estudio 12 Tattoo, plasma en la piel este arte que cambia vidas.
El arte del tatuaje corre por las venas de Alexis Zurita. “Yo empecé en el 2012, cuando me gradué del colegio. Mi familia es de tatuadores, en realidad somos tres en la familia. Empezamos a tatuar juntos hace unos 10 años”, enfatizó.
El portal del “arte” también salva vidas
A lo largo de su carrera, Zurita ha explorado diversos estilos de tatuaje, especializándose en realismo, hiperrealismo, color y black and grey. Sin embargo, lo que verdaderamente ha marcado su trayectoria es su iniciativa “Tatuajes que Curan el Alma”. “Cuando saqué el tema, fue muy bien acogido. Lo que intento transmitir es que el arte también es una manera de ayudar”, comenta.
Inspirado por estudios y experiencias personales, Zurita descubrió que los tatuajes pueden ser una terapia para quienes han pasado por experiencias traumáticas, especialmente personas con cicatrices visibles o sobrevivientes de cáncer de mama. “El tatuaje puede ser terapéutico. Se ha comprobado en diferentes países que es un modo de terapia”, sostiene.
El arte que “cura”
El proceso de ayuda a través del tatuaje se extiende a diversas personas. “Descubrí que se podía tapar cicatrices con tatuajes, y en especial con mujeres que están más pendientes de lo estético”, dice Zurita. Así comenzó a trabajar en tatuajes sobre cicatrices, incluyendo aquellas de violencia intrafamiliar y autolesiones.
Además, desarrolló técnicas de reconstrucción en 3D para mujeres que han pasado por una mastectomía debido al cáncer de mama. “Hacer un tatuaje en 3D no quiere decir que se sentirán completas, pero al menos al verse en el espejo sentirán menos la ausencia.”
Cuidadoso-personalizado
Cada tatuaje es único y requiere un análisis detallado. “Para una cicatriz, el tejido debe estar bien cicatrizado, al menos un año sin intervención previa. Para pacientes con cáncer de mama, recomiendo esperar un año y medio libre de la enfermedad antes de tatuar”, señala Alexis.
Transformación personal
El tatuaje también tiene un impacto emocional. “Tuve un cliente que intentó suicidarse tras perder a su esposo. Vino, conversamos y se tatuó una manga completa. Fue su forma de desahogarse y sanar”. Además, busca orientar a los jóvenes sobre la importancia de tomar decisiones informadas antes de tatuarse.
