La posibilidad de reactivar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), sugerida por Gustavo Petro al próximo mandatario ecuatoriano, plantea un desafío crucial: confiar en un organismo internacional bien estructurado, más allá de discursos políticos. Unasur, fundada en 2008, tiene como objetivo promover la integración cultural, social, económica y política en Sudamérica. Sus objetivos incluyen fortalecer el diálogo político, fomentar la cooperación en seguridad regional a través del Consejo de Defensa Suramericano, y promover el desarrollo sostenible. Sin embargo, su éxito depende de una estructura funcional sólida y de la cohesión entre sus miembros. La experiencia pasada muestra que la falta de coherencia política y la ideologización han sido obstáculos significativos. Para que UNASUR sea efectiva, es necesario superar estas limitaciones y trabajar hacia un esquema de integración más inclusivo y sostenible, y no improvisado.