“Quién a hierro mata, a hierro muere” es un conocido refrán que tomó sentido en el interior del Centro de Privación de Libertad Nro 1 de Imbabura, luego de que internos dieron ‘la bienvenida’ a dos reclusos de nacionalidad venezolana, involucrados en un caso de sicariato. El mismo día que los extranjeros fueron ingresados en el reclusorio, recibieron una golpiza que terminó con la vida de uno de ellos. Los agresores fueron plenamente identificados y ahora enfrentan un nuevo proceso judicial.
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