Patricia Moreno, una joven de tan solo 12 años, ha dejado una marca indeleble en el reciente mural que adorna la fachada de la Asociación de No Videntes de Imbabura (ANVI).
A pesar de su propia discapacidad visual, ella plasmó con emoción sus manos en la obra, uniéndose así a una iniciativa liderada por un grupo de artistas y diseñadores gráficos.
La participación de Patricia simbolizó un mensaje poderoso de inclusión. Justamente, ese es el objetivo del mural. Aquí se colocarán placas en braille para que las personas no videntes logren descifrar las imágenes que integran esta propuesta.
Iniciativa
Edwin Espinoza, promotor del proyecto, comentó que el mural trata de reflejar la identidad de la cultura imbabureña. “Se nos ocurrió trabajar con animales propios de la provincia, también retratar la parte humana. Por ejemplo, hay una rana de cristal, un colibrí y serpiente”.
Esta actividad también tuvo el apoyo de los estudiantes de la Carrera de Comunicación de la Universidad Técnica del Norte (UTN), quienes realizan sus actividades de vinculación con la sociedad en la asociación.
Noemí Trejo, presidenta de la Asociación de No Videntes de Imbabura, expresó su agradecimiento por el esfuerzo y la colaboración de todos los involucrados.
“La fachada estaba un poco malgastada y húmeda, no teníamos los recursos para adecuarla, pero la buena voluntad de los chicos hizo posible este cambio”, destacó.
Placas Braille
Al finalizar el mural, se colocarán un conjunto de placas braille. Espinoza dijo que no quieren solo describir las imágenes del mural, sino que buscan contar una historia.
“A la asociación acuden jóvenes no videntes. Por tal motivo, queremos que ellos, cuando se acerquen al lugar, se imaginen cada imagen y escena”.
La Asociación de No Videntes de Imbabura y los artistas involucrados esperan que este mural sirva como un recordatorio constante de la importancia de la inclusión y la accesibilidad en la sociedad.
