Amber Odalis Villa Cañarte, a sus 19 años, tiene una rutina diaria para sentirse plena, la misma que la aprendió de su familia y le acompaña a diario: sonríe a menudo, piensa en positivo, da las gracias, ríe muy fuerte, ama a los demás y sueña en grande. La nueva reina de San Miguel de Ibarra, recibió a un equipo de diario EL NORTE, es su hogar, en un diálogo muy emotivo en donde se pudo conocer, detrás de los flashes de las cámaras y las luces de los escenarios, su faceta deportiva, profesional y humana.
Hogar saludable
Las puertas de su casa siempre pasan abiertas. Allí reciben con la mano extendida a muchos deportistas no importa su condición, porque para sus padres Álvaro Villa y Elisa Cañarte Pasquel no hay mejor forma de vivir que con la disciplina y la salud que te deja el deporte.
Con una mesa adornada de frutas, la familia de la Reina preparó su hogar para recibir a todos los conocidos, quienes llegaron para felicitarla. Su padre, destacado halterista imbabureño, lucía muy orgulloso y no paraba de hacer fotografías. Le colocó la banda de reina para las fotos, recordando que en esta vez no es él quien recibe un galardón sino su hija.
“Este nuevo proyecto de nuestra hija nos ha tenido a nosotros muy emocionados y confiados, porque como ha sido deportista tiene la disciplina, el carácter, la constancia y la determinación para lograr sus metas, pero sobre todo queremos agradecer el apoyo de la gente quienes les han visto crecer a mis hijas y saben quienes son”, dijo su madre, quien confesó que de niña Odalis siempre fue muy inquieta.
Deportista al 100%
Odalis, como la llama toda su familia, comenzó en la gimnasia, luego se decidió por el patinaje y allí es donde alcanzó la mayoría de sus logros, con al menos 115 medallas. No recuerda cual fue la primera pero si recuerda con sus primeras caídas que la ayudaron a crecer. En la pandemia dejó el patinaje y gracias al empuje de su padre se dedicó a la halterofilia, pero una vez regresando a la normalidad la nueva Reina empezó su carrera en Psicología y su emprendimiento saludable.
Mario Villa, su abuelo, siente mucho orgullo y le brillan los ojos a ver el desenvolvimiento de Odalis en los escenarios, y en su vida diaria. “Lo único que que le diria es que siga los mismos pasos de sus padres y que sea un ejemplo de vida”.
Mientras Odalis mostraba sus primeros patines, con los cuales competía en la escuela, llegaban sus amigos y familiares a felicitarla, y ella siempre los recibía con una sonrisa y un abrazo fraterno. Aunque ya colgó los patines y no compite más, los fines de semana aprovecha para patinar en el parque Ciudad Blanca, y de vez en cuando sube a saludar al Taita Imbabura.