La delincuencia es un mal al que se enfrentan los moradores del barrio el Cardón diariamente, especialmente en el parque Selva Alegre, uno de los sectores más conflictivos, ya que según la Policía Nacional y los mismos habitantes, en este punto personas en situación de movilidad humana se refugian. Juan Guanoluisa, jefe de la Policía Comunitaria del distrito Valle del Amanecer, se refirió a este lugar como “un foco de infección para la ciudadanía”.
Sin embargo, la mayor preocupación de los habitantes del Cardón no es solo la presencia de antisociales en el parque, sino que, las personas que se encuentran debajo del puente suelen consumir sustancias sujetas a fiscalización, según información de la Policía Nacional.
Un problema por combatir
“El problema es en el parque Selva Alegre, porque es un sitio en el que los delincuentes se pueden refugiar de manera segura, ya que, ellos tienen todo debajo del puente”, manifestó con preocupación Doris Maldonado, presidenta del barrio el Cardón.
La problemática no se queda solo ahí, sino que se traslada también a las calles Ricaurte y Quiroga, donde los habitantes del barrio han identificado que existe una casa que es arrendada por estas personas, por la que rondan motos a partir de las 22:00 hasta la madrugada, según indicaron.
Mientras tanto, buscan la manera de frenar esta situación con el apoyo de la Policía Nacional, quienes ejecutan el proyecto Policía de Barrio que se ejecuta en ciertos sectores problemáticos, uno de ellos, justamente, es el Cardón.
Policía de Barrio
Con la implementación del proyecto y la permanencia del personal policial, los vecinos han notado una mejoría en la seguridad; sin embargo, estos sitios siguen causando malestar. En su totalidad es muy difícil disminuir los actos delincuenciales, expresó Maldonado.
Juan Guanoluisa informó las acciones realizadas en el proyecto, que iniciaron desde el mes de abril de este año.
Para mejorar la seguridad en el parque, mencionó, que realizaron un operativo interinstitucional que dio como resultado el decomiso de 220 litros de licor artesanal; así como un local destinado a esto, y un detenido que portaba un arma de fuego camuflada en un parlante.