Las Islas Galápagos y Charles Darwin comparten una conexión indisoluble que transformó nuestra comprensión del mundo natural. Cada 12 de febrero, al celebrar el Día de Darwin, recordamos cómo este archipiélago ecuatoriano sirvió como laboratorio natural que inspiró su teoría de la evolución por selección natural. En 1835, durante su viaje en el HMS Beagle, Darwin quedó maravillado por la diversidad única de especies en las Galápagos. La observación de los pinzones, con sus picos adaptados a diferentes alimentos, y las tortugas gigantes con caparazones distintos según su isla de origen, le proporcionaron evidencias cruciales para su teoría revolucionaria. Hoy, las Galápagos continúan siendo un testimonio viviente de los procesos evolutivos. Sin embargo, enfrentan amenazas por el cambio climático y el turismo masivo. La celebración del Día de Darwin debe servirnos como recordatorio de la importancia de preservar este laboratorio natural único