Esmeraldas, hasta cuándo intentarán doblegarte

Esmeraldas ha soportado pruebas duras (diríamos demasiado): terremotos, inundaciones, deslizamientos, incluso derrames de petróleo y la sombra de la delincuencia organizada. Sin embargo, su historia no se escribe con derrota, sino con coraje. Cada golpe ha encontrado una respuesta: manos que limpian, abrazos que reconfortan, emprendimientos que nacen entre la incertidumbre. La gente buena siempre es más. Es esa mujer que vuelve a abrir su local tras el lodo; ese joven que canta desde el malecón; ese pescador que comparte lo poco que tiene. En cada esquina de esta tierra hay valentía. El turismo aún florece en sus playas, la música retumba en cada barrio y el espíritu emprendedor sigue construyendo sueños. Esmeraldas es lucha, pero también esperanza. Hoy, más que nunca, esta provincia se levanta. Con dignidad, con fe, con fuerza. Porque el alma de Esmeraldas no se quiebra: vibra, resiste, y siempre vuelve a brillar.