En la antesala de las elecciones de 2025, el silencio electoral representa una oportunidad valiosa para la reflexión. No es censura ni obstáculo, es una garantía democrática que protege el derecho de cada ciudadano a decidir sin presiones externas. Esta pausa, regulada por el Código de la Democracia, nos recuerda que votar es un acto libre y profundamente personal. En tiempos donde las redes sociales se han convertido en el principal canal de información —y desinformación—, el respeto al silencio electoral cobra más importancia que nunca. Publicaciones encubiertas, memes manipuladores y ataques disfrazados de opinión violan no solo la norma, sino también el espíritu del proceso democrático. La decisión que tomaremos mañana define el futuro de nuestras comunidades y del país. Por eso, hoy más que nunca, se requiere conciencia, respeto y responsabilidad. Guardar silencio no es callar: es darle voz a la reflexión y al compromiso ciudadano.