El feminismo no es una moda ni una lucha exclusiva de las mujeres; es un movimiento social y político que busca la igualdad de derechos y oportunidades entre géneros. A menudo tergiversado, el feminismo no busca la superioridad de un sexo sobre otro, sino desmontar las estructuras que históricamente han relegado a la mujer a un papel secundario.
En pleno siglo XXI, la brecha salarial, la violencia de género y la falta de representación femenina en espacios de poder siguen evidenciando que la equidad aún es un desafío. No se trata de una guerra de sexos, sino de una reivindicación de justicia. Comprender el feminismo en su esencia es reconocer que la igualdad beneficia a toda la sociedad. Un mundo con equidad de género es un mundo más justo, más libre y más próspero. Feminismo es sinónimo de derechos humanos, y su lucha nos involucra a todos. No debe ser excluyente del masculino.