La paradoja es desgarradora: mientras el Estado ofrece un millón de dólares por información sobre alias ‘Fede’, bebés necesitan dos millones para sobrevivir. El contraste expone una realidad que debe interpelarnos como sociedad.
La lucha contra el crimen organizado es innegable. Las estructuras delictivas han sembrado terror y requieren respuesta contundente. Sin embargo, cuando un Estado puede destinar recursos millonarios para recompensas, pero familias enteras de pacientes con enfermedades raras o catastróficas se endeudan o hipotecan su futuro para acceder a medicamentos vitales, se fracturan nuestras prioridades. No se trata de elegir entre seguridad y salud, sino de equilibrar la balanza. Un gobierno que no garantiza el derecho a la vida de sus ciudadanos más vulnerables, mientras persigue justicia, pierde legitimidad moral. Ecuador necesita una política integral que no sacrifique vidas por falta de recursos.