El síndrome de Down es una condición genética causada por la presencia de material extra en el cromosoma 21, lo que implica discapacidad intelectual y ciertos problemas de salud. A pesar de los desafíos, los avances médicos y educativos han mejorado significativamente la calidad de vida de quienes lo tienen, permitiéndoles alcanzar mayores niveles de autonomía e integración social. La clave está en el apoyo. Desde la infancia, la estimulación temprana, la educación inclusiva y la atención médica adecuada son fundamentales para su desarrollo. Sin embargo, muchas familias carecen de los recursos necesarios, y en algunos países, los sistemas de asistencia no garantizan sus derechos. En el Día Mundial del Síndrome de Down, es crucial recordar que la inclusión es un derecho, no una opción. La sociedad debe garantizar oportunidades equitativas, promoviendo la autonomía y el respeto. Solo así construiremos un mundo donde la diversidad sea vista como una fortaleza.